En la vida hay personas que nos marcan para siempre, personas que dejan su huella en nuestro corazón y a las que recordamos continuamente, tanto en los momentos de infinita alegría como en aquellos de profunda tristeza. Una de esas personas suelen ser las abuelas, un pozo excepcional de sabiduría, amor y comprensión.
Las abuelas simbolizan para los nietos la complicidad, la comprensión y
también la libertad que llega de la mano de un estilo educativo más
permisivo que el de los padres. Por eso, y por mil razones más, las
abuelas que cuidan de sus nietos suelen dejar marcas imborrables en su
personalidad.
Los cuentos y las enseñanzas que nos transmiten, así como las
tradiciones e historias familiares, se quedan grabados en nuestra mente.
Por otra parte, las abuelas suelen tener más paciencia y menos estrés,
por lo que suelen poner en práctica una escucha más empática y
desarrollan un estilo educativo más adaptado a las necesidades de sus
nietos.
También suelen centrarse más en las características positivas de los
pequeños y son menos críticas que los padres, por lo que su rol es
fundamental para reforzar la autoconfianza y la autoestima infantil.
Y no podemos olvidar que a menudo se convierten en excelentes abogados
frente a los padres, por lo que también contribuyen a validar los
sentimientos infantiles y a resolver los conflictos de convivencia.
Este corto titulado “Au fil de l’age” fue creado por estudiantes de la Ecole Supérieure des Métiers Artistiques y nos muestra cómo las abuelas inspiran, educan y acompañan a sus nietos durante una etapa de sus vidas.
Las abuelas no mueren, viven para siempre en nuestro corazón
Este corto hace referencia a una ley de vida: los abuelos tienen el
privilegio de ver nacer y crecer a sus nietos, mientras nosotros tenemos
el privilegio de acompañarles durante sus últimos años, ver cómo
envejecen y le dicen adiós al mundo. De hecho, en muchos casos, su
pérdida es la primera a la que nos exponemos en nuestra infancia. Otros
tienen suerte y sus abuelos les acompañan durante más años.
En cualquier caso, esa pérdida siempre es dolorosa, pero podemos
consolarnos sabiendo que aunque las abuelas ya no estén, seguirán
estando presentes en nuestras vidas y estarán con nosotros en todos esos
lugares que compartimos. No están en las viejas fotografías sino que
viven a buen recaudo en nuestros recuerdos.
Cada quien tendrá sus propios puentes a la memoria, ya sea ese árbol que plantamos juntos, la forma en que nos atamos los cordones de los zapatos o incluso esa manía tan peculiar que heredamos o copiamos de ellas. Y lo cierto es que mientras más avancemos en el calendario, lejos de olvidarlas, nos pareceremos más a ellas porque su influjo nunca desaparece.
Cada quien tendrá sus propios puentes a la memoria, ya sea ese árbol que plantamos juntos, la forma en que nos atamos los cordones de los zapatos o incluso esa manía tan peculiar que heredamos o copiamos de ellas. Y lo cierto es que mientras más avancemos en el calendario, lejos de olvidarlas, nos pareceremos más a ellas porque su influjo nunca desaparece.
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