jueves, 17 de mayo de 2018

Educación Inclusiva



La educación inclusiva tiene como propósito prestar una atención educativa que favorezca el máximo desarrollo posible de todo el alumnado y la cohesión de todos los miembros de la comunidad.

La comunidad educativa está integrada por todas las personas relacionadas con el centro: alumnos, profesores, familias, otros profesionales que trabajan en el centro, administración educativa, administración local, instituciones y organizaciones sociales.

Todos los componentes de la comunidad educativa colaboran para ofrecer una educación de calidad y garantizar la igualdad de oportunidades a todo el alumnado para participar en un proceso de aprendizaje permanente. La inclusión educativa se guía por los siguientes principios fundamentales:
  • La escuela debe educar en el respeto de los Derechos Humanos y, para hacerlo, organizarse y funcionar de acuerdo con los valores y principios democráticos.
  • Todos los miembros de la comunidad colaboran para facilitar el crecimiento y desarrollo personal y profesional individual, a la vez que el desarrollo y la cohesión entre los iguales y con los otros miembros de la comunidad.
  • La diversidad de todas las personas que componen la comunidad educativa se considera un hecho valioso que contribuye a enriquecer a todo el grupo y favorecer la interdependencia y la cohesión social.
  • Se busca la equidad y la excelencia para todos los alumnos y se reconoce su derecho a compartir un entorno educativo común en el que cada persona sea valorada por igual.
  • La atención educativa va dirigida a la mejora del aprendizaje de todo el alumnado, por lo que ha de estar adaptada a las características individuales.
  • La necesidad educativa se produce cuando la oferta educativa no satisface las necesidades individuales. Consecuentemente, la inclusión implica identificar y minimizar las dificultades de aprendizaje y la participación y maximizar los recursos de atención educativa en ambos procesos.

miércoles, 16 de mayo de 2018

Polémica por la asignatura de música en las escuelas: ¿va a desaparecer?

La neurociencia avala que el aprendizaje de Música beneficia el desarrollo cerebral y optimiza los resultados académicos, pero la asignatura agoniza en Primaria. 


Canarias dedica 82,5 minutos semanales de media a la enseñanza de la Música durante toda la Primaria, desde 1º a 6º, de 6 a 12 años. Le siguen Cataluña (75), La Rioja (70), Castilla-La Mancha (67,5), Castilla y León, Aragón, Cantabria, Valencia, Galicia y Extremadura (60), Asturias (57,5), Euskadi (52,5), Baleares y Navarra (50), y cierran la tabla Andalucía, Madrid, Murcia y Ceuta y Melilla (45). Por países, a la cabeza se encuentra Alemania, con 120 minutos semanales (Fuente: COAEM, 2017).

Es horrible limitar las horas de Música, Plástica y Educación Física, porque son los aprendizajes más transversales que hay. También en Secundaria, pero especialmente en Primaria, el resto de asignaturas deberían construirse encima de estas tres». Es una de las frases de un vídeo que se ha visto en Internet 3,3 millones de veces en seis meses. Y no sale de boca de ningún juglar, artista o filósofo, que podría ser, sino de un científico, el biólogo genetista catalán David Bueno, que canta las excelencias del aprendizaje de estas disciplinas como potenciadoras del desarrollo del cerebro de los niños y garantía de una mejora en los resultados académicos del resto de asignaturas. Para aprovechar estos beneficios, propone básicamente romper con el esquema actual de enseñanza de Primaria, vertebrado por materias como Matemáticas, Ciencias, Lengua... para crear un nuevo cuerpo con esas tres como tronco. Algo así como intercambiar las 'serias' por las 'marías'. 

En concreto, según Bueno, «la música es una gimnasia cerebral, es de las pocas actividades que activan todo el cerebro simultáneamente; más que resolver una multiplicación. Debería haber música en todos los niveles, no solo escuchar música, sino tocar música, un instrumento, el que sea, y cuanto más complejo más se activa el cerebro. No me refiero al mito de escuchar a Mozart, sino a cualquier músico». Recuerda que la neurociencia lleva 20 años acumulando estudios en esta dirección. «Pero hace falta que los que hacen las leyes, los currículos, se fijen en los avances de la ciencia», añade. 

Hace precisamente dos décadas, el doctor Martin F. Gardiner, director de la Escuela de Música de Providence (Rhode Island), aseguraba en la revista científica 'Nature' (1996) que una educación musical y artística especialmente diseñada podía llevar a mejoras espectaculares en la lectura y las matemáticas. Lo comprobó con un experimento con niños de entre 5 y 7 años con malos resultados académicos que, tras haber recibido clases musicales, igualaron a los mejores en lectura y superaron a los de matemáticas. Desde entonces, como comenta Bueno, se amontonan las investigaciones en este sentido. 

Paralelamente, las distintas leyes de Educación en nuestro país han ido relegándola en los currículos hasta el punto de que la última de ellas, la LOMCE, en la que estamos inmersos, ni siquiera la considera obligatoria. Mientras, varios de los países con mejores resultados en el informe PISA tienen una mayor dedicación musical en el horario escolar que nuestro país, según la Confederación de Asociaciones de Educación Musical de España (COAEM). 

No se trata de que la materia no despierte el interés, al menos de los padres; todos los años hay miles de solicitudes para entrar en las escuelas de Música y conservatorios y pueden llegar al 50% (y hasta al 90%) los niños que se quedan fuera, lo que aboca a las familias a pagar por una academia privada o, en el peor de los casos, a aparcar la idea. Además, aquí viene el segundo problema del actual panorama, con la carga lectiva obligatoria y el avance en contenidos y dedicación de los conservatorios conforme pasan los años. Lo explica David Bueno: «Como no está dentro del horario lectivo, son horas que se quitan al juego en extraescolares de Música y eso puede generar desgana, aburrimiento y abandono. Por eso hay que incorporarla a la enseñanza reglada de forma importante». Dicho está, pero... ¿cómo materializar algo tan revolucionario? «Las horas están pensadas ahora por materias, pero habría que hacer un cuadro horario para que estando en clase de Mate pudiera venir el profe de Música a explicar lo mucho que tienen que ver. O que en la hora de esta asignatura, mientras analizas pentagramas o tocas, hablemos de progresiones matemáticas».

Hay un puñado de centros en España que han apostado por los beneficios probados de esta enseñanza. Centros Integrados de Música se llaman, una figura que no contemplan todas las comunidades autónomas. La idea es compatibilizar la enseñanza obligatoria con el aprendizaje académico de la Música. Ejemplo de ello es el Instituto Escuela Artística Oriol Martorell, de Barcelona, que este año celebra su 20 aniversario; un centro público donde los niños salen de Primaria con el grado elemental de Música y al término de la Secundaria obtienen el grado profesional. Listos, si así lo desean, para entrar en el Conservario a por el nivel superior.

Su directora, Montserrat Guri, explica que la idea partió «de un 'conseller' con sensibilidad musical, que con una serie de personas planificó un centro donde compaginar los estudios de la escuela con los de Música y Danza en un horario de 9 a 17». Se rodearon de profesores expertos para desarrollar un currículo y de ahí salió este centro que funciona «a la manera de las Escuelas Oficiales de Idiomas», es decir, que aunque es público hay que pagar un dinero, en este caso 650 euros al año por la Música (unos 65 euros al mes) y 430 por la Danza. Hay prueba de acceso con 6 años porque no hay plazas para todos, «aunque debería ser para todos», dice Guri.

En los dos primeros cursos de Primaria, se prueban en talleres todos los instrumentos y todas las danzas -desde la clásica a la contemporánea pasando por la española- para descubrir cualidades. Si un niño en 1º y 2º en un centro tradicional tiene 25 horas lectivas a la semana, en el Oriol Martorell dedican entre 21 y 23, a las que suman 8 de Música. Y de algo hay que quitar, claro; se consigue eliminando las clases optativas y las de Educación Física, aunque reciben gimnasia adaptada para su instrumento. En 5º y 6º, el horario se amplía y terminan a las seis. Pero no pierden el tiempo en desplazamientos a extraescolares.



martes, 15 de mayo de 2018

El peligroso síndrome de la «familia quemada»

El «burnout» afecta a tres de cada diez familias porque los problemas del trabajo acaban afectando al hogar.

Trasladar los problemas del trabajo a casa y hacer del estrés laboral un problema familiar es algo más que habitual en la dinámica de la sociedad en la que nos encontramos. Según Allende Villorejo, Coach de Mindfulness e Inteligencia Emocional, directora de operaciones de Mente y Vida, cada vez más empresas incorporan proyectos orientados a conseguir una notable mejora tanto a nivel personal como en las capacidades de los trabajadores que necesitan respuestas rápidas y efectivas en cortos espacios de tiempo.

Actualmente el síndrome del «burnout» o del trabajador quemado afecta a tres de cada diez familias. Una de las características de este problema es que los afectados no son capaces de desconectar en el hogar de los problemas del trabajo y afecta tanto a su salud física/mental como a la vida personal.

Si a los problemas de trabajo se suma el estrés familiar por los horarios de los niños, las tareas del hogar y la poca conciliación de la vida personal y laboral al final todo se convierte en una carga más en la mochila del estrés.

Cuando esto ocurre, los expertos aconsejan utilizar técnicas de relajación y mindfulness en las empresas como medida de conciliación. «Ayudarnos a gestionar nuestras emociones y combatir el estrés son dos de las cosas que el mindfulness ayuda a conseguir a través de la meditación, por lo que se le considera una de las herramientas más efectivas para conciliar los problemas laborales con la vida familiar», sugiere Villorejo.

«Para personas con alto nivel de estrés laboral y personal, de diez a veinte minutos diarios de mindfulness pueden suponer una diferencia significativa», según esta especialista de Mente y Vida. De hecho, las prácticas de meditación en las empresas se combinan con diferentes propuestas de prácticas de mindfulness que pueden realizarse en el hogar.

Los cuatro síntomas del exceso de trabajo son, según Villorejo, los siguientes:
  • Problemas con la familia: Sin duda donde primero se nota el exceso de trabajo es en la convivencia familiar. Falta de horas con la familia o cuando se llega a casa estar de mal humor y cansado.
  • Despertador automático: Uno de los claros síntomas es la falta de sueño. El exceso de trabajo perturba los ciclos del sueño. Despertarse automáticamente pronto los fines de semana es un síntoma de alerta.
  • Excesos de cafeína: Para mantenerse despiertos y en continua situación de alerta los trabajadores con exceso de trabajo suelen recurrir a la cafeína.
  • Aumento de peso: Según datos de Mente y Vida siete de cada 10 trabajadores pasan más de 5 horas sentados trabajando. No tener unos niveles de actividad física mínimos hace que el cuerpo aumente repentinamente de peso.
  • Dolor de cuerpo: El sedentarismo, la falta de actividad física en el trabajo o las malas posturas en el trabajo hace que el cuerpo se resienta. Cada vez son más comunes las enfermedades del trabajo: tortícolis, tendinitis, y otros dolores en los dedos, la espalda, muñeca y hombros.
Cómo superarlo en familia
  • Recupera el control de tu vida. Busca unas metas en tu vida, fija unos objetivos.
  • Lleva una vida saludable: evita la mala alimentación o la falta de sueño. Hacer ejercicio ayuda también a recuperar el control.
  • Busca motivaciones: Trata de hacer tareas que traigan consigo una recompensa para ti y los tuyos.
  • Elimina el estrés: Es vital para recuperarte del burnout. La meditación y el mindfulness sin duda ayudarán a conceder la importancia a cada cosa. Divide las grandes tareas en otras más pequeñas. Busca tiempo para hacer cosas relajantes para ti.
  • Los beneficios del mindfulness, explican desde Mente y Vida, son múltiples: reduce el estrés, mejora la concentración, es un método excepcional para mejorar la gestión de las emociones y desarrollar habilidades como la inteligencia emocional, el liderazgo o la creatividad.

miércoles, 9 de mayo de 2018

Inclusión social en la pantalla grande: el emotivo corto de Campanella sobre un niño con parálisis cerebral

"Ian, una historia que nos movilizará" se estrenará el 14 de mayo en el Festival de Cannes. Se trata de un cortometraje cuya fuente de inspiración es un niño de nueve años con encefalopatía crónica no evolutiva. Cómo generar conciencia a través del cine.



Ian tiene 9 años de edad y padece encefalopatía crónica no evolutiva, producto de una hipoxia (falta de oxígeno) en el parto. Esta enfermedad repercute directamente en el lenguaje y la movilidad de aquellos que lo sufren. Impulsada por esta adversidad que le presentó la vida, Sheila Graschinsky, mamá de Ian, abandonó su carrera y creó una fundación que mejora la calidad de vida de de las personas y familias que conviven a diario con la discapacidad.

Su historia de lucha y superación logró inspirar al aclamado director argentino Juan José Campanella, que creó Ian, una historia que nos movilizará, un cortometraje animado que se estrenará el 14 de mayo en el Festival de Cannes y cuyo objetivo es visibilizar la lucha contra la discriminación, trabajar para derribar prejuicios y lograr que las personas con discapacidad puedan acceder plenamente a sus derechos.

 El propósito del cortometraje

El corto busca acercar la realidad de la discapacidad a todos los niños, guiarlos para que adquieran herramientas concretas y puedan ser personas solidarias, libres de prejuicios y futuros adultos preparados para dar lugar a una nueva cultura en la cual la inclusión sea protagonista.
 
"Necesitamos entendernos desde el amor. Cuando uno está dispuesto a escuchar al otro, a mirar al otro tal cual es, lo puede integrar, ahí es cuando todos ganamos y todos crecemos", contó la ministra de Desarrollo Social Carolina Stanley durante la premiere. Ella también respondió al llamado de la mamá de Ian para invitarla a ser parte del proyecto que busca visibilizar y ayudar a derribar las barreras mentales que siguen estando presentes en la sociedad. 

"Hay que entender la diferencia para construir una sociedad más inclusiva y menos violenta. Tenemos que tener respeto por la diversidad y entender que el otro es importante y que todos tenemos derechos", contó Claudio Presman, titular del INADI. 

"Es mi mayor deseo que quienes vean el corto puedan llevarlo a cada uno de los ámbitos en los cuales se mueven: empresas, colegios o clubes. Que sea un disparador para hacer y generar más espacios y políticas de inclusión", enfatizó la mamá de Ian.